Rendirse no es una opción

Rendirse no es una opción

jueves, 16 de abril de 2015

CORRER BAJO LA LLUVIA

Ayer 15 de abril corrí, por primera vez en bastantes meses, bajo la lluvia.

Hay un par de sensaciones que se tiene cuando corres bajo esa circunstancia, que no tienes de ninguna otra manera.

La primera es la de respirar aire limpio, con ese olor tan característico del suelo mojado, de la tierra mojada, del ozono. Sientes que se te abren los pulmones, que respira frescura.

La segunda es la sensación tan enorme de libertad que se tiene. Corres en un momento en el que todo el mundo quiere resguardarse, quedarse en casa, y, mientras tanto, tu tomas la decisión contraria, sales a la calle, y, bajo la lluvia, corres, te empapas, las gafas se te llenan de gotas, el agua te chorrea cuello abajo, el sudor se mezcla con el agua, pero no te importa, te sientes libre, te sientes bien contigo mismo, porque has hecho algo diferente al resto.

Porque, mientras todos se esconden en la comodidad de sus casas, tu sales al fragor de la batalla, a vencerte a tí mismo y a los elementos. Es puro egoísmo. Sales a disfrutar de esas dos magníficas sensaciones que se tiene cuando corres.

Siempre, claro está, que la lluvia no se ensañe. Ayer terminó haciéndolo, y obligo a que el entrenamiento terminara un poco antes de lo previsto. Cuando la sensación de libertad se convierte en asfixia hay que parar y resguardarse, vencidos al final, pero con la sensación de haber plantado cara, y con el ansía de volver a enfrentarte a los elementos en otra ocasión.

Recuerdo la Solidaria BBVA de 2013, corriendo Castellana abajo, Castellana arriba, con una lluvia castigadora durante toda la mañana. De esas que te hacen preguntarte que c... haces allí.

¿Qué vas a hacer? Eso que tanto te gusta, que cuesta definir, y que a muchos les cuesta entender. Algo que algunos piensan que es una moda, pero se equivocan.